Futuras pandemias: ¿Es tiempo de un modelo de negocios sin patentes?

Prepararse para la próxima pandemia: ¿Es tiempo de un modelo de negocios sin patentes?

 

Por Muhammad Yunus @Yunus_Centre    Este texto es una traducción libre del artículo original publicado en Stat.

No es la primera pandemia ni será la última. Muhammad Yunus propone un nuevo modelo sin patentes para el sistema de salud mundial.

 

La Asamblea Mundial de la Salud, que se reúne en Ginebra por primera vez desde que comenzó la pandemia, ha acordado establecer un marco para empezar a prepararse para futuras pandemias.

Pero este órgano decisorio de la Organización Mundial de la Salud y sus numerosos delegados de países de ingresos medios y bajos, se enfrenta a una difícil realidad: a pesar de que el mundo empieza a comprender la magnitud de los devastadores fallos en la respuesta a la pandemia de coronavirus, los países ricos del mundo quieren pasar página.

La preparación para la próxima pandemia requerirá algo más que el compromiso de los delegados de la Asamblea Mundial de la Salud. Requiere un cambio estructural hacia un marco más justo de la salud mundial, en el que el poder se distribuya de forma más equitativa a través de un modelo de negocio social para la producción de vacunas y medicamentos.

El emprendimiento social es la forma de negocio que se construye sobre el principio de resolver los problemas humanos de una manera empresarial sostenible, donde los propietarios no están interesados en obtener ningún beneficio, salvo la devolución del importe de la inversión original durante un periodo de tiempo. Es una empresa que no reparte dividendos y su objetivo es resolver problemas sociales, no producir ganancias a título personal.

Hay pasos concretos que los líderes mundiales pueden dar en esa dirección. Si los gobiernos están en la capacidad de destinar miles de millones de dólares para subvencionar a empresas farmacéuticas para que desarrollen y distribuyan vacunas, también pueden invertir estos fondos en empresas farmacéuticas sociales y trasladar los beneficios a los usuarios necesitados de las vacunas.

Las desigualdades mundiales provocadas por la pandemia son evidentes: mas de 20 millones de personas han muerto por Covid-19, y los fallecimientos se concentran de forma abrumadora en los países de menores ingresos.

urge un cambio estructural en los sistemas de salud: un modelo de negocios sin patentes para enfrentar pandemias.

La OMS había fijado el objetivo de vacunar al 70% de la población mundial para mediados de este año. Sin embargo, a medida que nos acercamos a esa fecha, sólo el 16% de las personas de los países de bajos ingresos han recibido al menos una dosis. A este ritmo, los países más pobres tardarán otros dos años y medio en alcanzar el objetivo de la OMS.

Después de que a los países de bajos ingresos se les negaran las vacunas durante más de un año, por fin empiezan a llegar algunas dosis. Los suministros llegan de forma imprevisible, de una sola vez, en grandes volúmenes, y a menudo cerca de su fecha de caducidad.

Cuando las dosis llegan, los países de renta baja tienen poco que decir sobre qué vacunas se entregan, en qué volumen y en qué plazo, lo que hace casi imposible planificar las campañas de vacunación. Mientras tanto, la producción sigue concentrada en el Norte Global.

Y ahora que se han desarrollado tratamientos eficaces, como las píldoras antivirales, el ciclo vuelve a empezar. Los países ricos ya han comprado casi todo el suministro de Paxlovid de Pfizer y Lagevrio de Merck para 2022.

Las empresas farmacéuticas están controlando qué países pueden producir el medicamento, excluyendo a muchos países, incluyendo casi toda América Latina. Pfizer incluso ha hecho una afirmación indignante: argumenta que producir Paxlovid en la República Dominicana sería una violación a los «derechos humanos» de la empresa.

La riqueza es poder. Y el despliegue mundial brutalmente desigual de las vacunas y los tratamientos de Covid-19 es consecuencia de una concentración cada vez mayor de la riqueza y de la concentración en la maximización de los beneficios.

 

 

La industria farmacéutica actual suministra medicamentos al mejor postor para obtener beneficios cada vez mayores. La equidad y el acceso para estas empresas parece mas una cuestión de relaciones públicas.

En un contexto de gran desigualdad, es esencial la financiación inmediata de vacunas, tratamientos y pruebas de Covid-19. Son las naciones ricas, el G10, los continuos beneficiarios de la maquinaria económica de concentración de la riqueza los que se han beneficiado del actual modelo farmacéutico a costa de todos los demás.

Tienen los recursos para reducir la gran brecha de las vacunas, si quieren. Recientemente pedí al presidente Biden que tomara la iniciativa con un compromiso de $ 5.000 millones para apoyar los esfuerzos de vacunación mundial.

Cada vez se producen más vacunas, pero no llegan a los lugares ni a las personas adecuadas. Cuando las nuevas vacunas, más eficaces, estén listas, se venderán de nuevo al mejor postor, dejando a los países con menos ingresos luchando contra el virus de hoy con las herramientas de ayer.

Es imperativo cambiar este sistema. Debemos tener decisiones claras sobre dónde se producen las vacunas y los tratamientos, por quién, con qué objetivo, y hasta qué punto son accesibles y asequibles. Y liberar las vacunas de Covid-19 de los beneficios y las patentes es la clave.

Apelo a la creación de empresas farmacéuticas sociales. La idea es promover la creación y desarrollo de empresas sin ánimo de lucro que producen vacunas y medicamentos para llegar a lugares y personas que el sistema actual siempre deja de lado. El precio de venta debería cubrir los costes de producción, sin márgenes de beneficio. Ofrecer precios asequibles para las personas con menos ingresos, mediante subvenciones cruzadas.

Es lo más claro que podría hacer el sector sanitario para abordar uno de sus problemas más acuciantes: Llegar a todas las personas, en todas partes.

Pero requiere eliminar barreras como las regulaciones de propiedad intelectual y las iniciativas empresariales mercantiles. Y aunque el llamamiento a hacer que las vacunas estén libres de patentes para permitir la producción mundial ganó algo de tracción, no ha sido suficiente para pasar a la acción.

Ahora, en medio de una crisis de esta profundidad y amplitud, es el mejor momento para emprender esta iniciativa. Si decidimos cambiar gradualmente de un modelo de caridad a un modelo de negocio social, sentaremos las bases para la fabricación y distribución local de vacunas, pruebas y tratamientos.

Los líderes pueden empezar con la próxima generación de vacunas contra el coronavirus, anulando las patentes e invirtiendo en fabricantes de genéricos con vocación social, para garantizar que el sur global no tenga que luchar contra las variantes de mañana con las herramientas de ayer.

Los líderes mundiales pueden eliminar las barreras a la producción de vacunas y tratamientos genéricos, apoyando una amplia exención de las normas de propiedad intelectual sobre los insumos necesarios para frenar la Covid-19 ante la Organización Mundial del Comercio este mes.

Y pueden hacer todo lo que esté en su mano para obligar a las empresas farmacéuticas a compartir su tecnología de vacunas, pruebas y tratamientos con el sur global.

Sin embargo, la UE, el Reino Unido y Suiza llevan más de un año bloqueando la exención de la propiedad intelectual. Estados Unidos se ha negado a aceptar la eliminación de estas barreras para los tratamientos, insistiendo en que la exención sólo cubra las vacunas. En parte es porque sienten que la presión política interna sobre Covid-19 está disminuyendo. Así que, justo cuando se intensifican las negociaciones, los países ricos están cerrando filas para bloquear las exenciones.

Cualquier progreso significativo será demasiado tarde para los millones de personas que han muerto innecesariamente a causa del Covid-19. Pero nuestras acciones de hoy pueden corregir el rumbo de las variantes de mañana y establecer un modelo para futuras crisis sanitarias. Todavía hay tiempo para que los líderes mundiales hagan un alto y establezcan acciones que garanticen que el derecho a la salud sea el mismo para todos los habitantes del mundo.

Es tiempo de que se comprometan con un sistema de salud mundial más justo que priorice la vida humana sobre los beneficios de un puñado de empresas farmacéuticas.

 

Futuras pandemias: ¿Es tiempo de un modelo de negocios sin patentes?

 

Muhammad Yunus es un empresario social y líder de la sociedad civil de Bangladesh. Fundador del Banco Grameen, recibió el Premio Nobel de la Paz en 2006 por su labor pionera en el ámbito de la microfinanciación y el microcrédito, cuyo objetivo es promover el desarrollo social y económico.

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