Opinión: la oportunidad de Biden de enmendar relaciones con América Latina.
Opinión: la oportunidad de Biden de enmendar relaciones con América Latina.
Por: José Gomes Temporão , articulo original en inglés publicado por Al Jazeera
El presidente Biden aún tiene la oportunidad de recuperar la confianza de sus vecinos del sur, luego de la Cumbre de las Américas.
La semana pasada, Los Ángeles acogió la Cumbre de las Américas en medio de un período de relaciones espinosas entre los gobiernos de la región. Aunque las prolongadas tensiones sobre los países invitados corrían el riesgo de ensombrecer el evento, la cumbre fue una oportunidad única para que los líderes latinoamericanos se reunieran y para que el Presidente Joe Biden pudiera fortalecer las relaciones con ellos.
La crisis inducida por la pandemia del COVID-19 ha devastado a América Latina. Como región no hemos sido capaces de medir, entender y prevenir la pérdida de vidas humanas, pero se estima que América Latina tiene una de las tasas de mortalidad más altas del mundo. Al poner el impacto de la pandemia en primer plano, nuestros gobiernos pueden ejercer el liderazgo que nuestros ciudadanos necesitan hoy en día en una región que ya es la más desigual del mundo.
Los gobiernos de América Latina, compuestos en su mayoría por países de renta media, se encuentran realmente atrapados en el medio. No disponen de recursos comparables a los movilizados por los países ricos en respuesta a la pandemia. Pero tampoco pueden beneficiarse de los programas de apoyo internacional, a menudo dirigidos sólo a los países de renta baja y media-baja.
Dado que las empresas farmacéuticas han dado prioridad a la venta de dosis en los países en donde pueden obtener mayores beneficios y ante la falta de un enfoque compartido para promover los intereses de la región en su conjunto, el acceso a las vacunas contra la COVID-19 ha sido una lucha ardua para el continente.
Como resultado, más de 200 millones de personas siguen sin vacunarse en toda la región.La combinación de grandes poblaciones urbanas, la fuerte carga de enfermedades crónicas, la debilidad de los sistemas de salud y un despliegue global de vacunas muy desigual ha llevado a algunos expertos a advertir que América Latina podría ser la región más vulnerable del mundo a la aparición de una nueva variante. Esto no es sólo un problema latinoamericano: es un problema para todos.
Puedes leer el artículo original en inglés aquí
Dado que casi todos los gobiernos latinoamericanos apoyan la exención de las normas de propiedad intelectual sobre las vacunas, las pruebas y los tratamientos contra el COVID-19; y teniendo en cuenta que algunos países de la región tienen la capacidad de fabricar vacunas y tratamientos modernos, el apoyo del gobierno de EE.UU. para flexibilizar la protección de las patentes de las vacunas, los tratamientos antivirales y las pruebas que salvan vidas podría ser un factor para cambiar las reglas del juego.
El retraso en las negociaciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC), actualmente empantanadas con propuestas que en realidad son peores que el status quo en lo que respecta al acceso a los medicamentos, ha llevado a los países a buscar sus propias soluciones. Países como Brasil propusieron un proyecto de ley para saltarse las normas de propiedad intelectual, pero esos esfuerzos también se han estancado.
Transcurridos más de dos años desde la aparición del coronavirus, se teme que se repitan los mismos errores del pasado. Como región, no estamos haciendo nuestra parte:hemos dejado el control en las manos de los grandes grupos farmacéuticos, cuyo único interés son las ganancias que puedan generar.
El comportamiento de los gigantes farmacéuticos estadounidenses no se ha ganado la buena voluntad de la región. Se han hecho grandes exigencias a los gobiernos y a los programas de ayuda a cambio de suministrar materiales que se necesitan con urgencia.
Ahora que se han desarrollado tratamientos antivirales orales que salvan vidas para el COVID-19, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido que el mundo está repitiendo los errores cometidos en las primeras fases de la pandemia. Los países ricos están comprando rápidamente el suministro inicial de estos tratamientos, mientras que es poco probable que las naciones de ingresos bajos y medios reciban alguno antes de 2023.
Los contratos siguen envueltos en el secretividad. Al parecer, UNICEF tuvo que aceptar no revelar cuánto había pagado a Pfizer para acceder a las dosis del tratamiento antiviral Paxlovid. Y la empresa ha sido condenada públicamente por la OMS por su «falta de transparencia».
Tras la abrumadora presión ejercida por los activistas de la salud mundial, Pfizer y Merck se han asociado con el Medicines Patent Pool para conceder licencias de sus píldoras antivirales COVID-19 a los países de ingresos más bajos. Pero las licencias concedidas excluyen a casi toda América Latina, al igual que la reciente promesa de Pfizer de vender una serie de medicamentos a un precio «no lucrativo». Para garantizar un acceso verdaderamente equitativo, las empresas farmacéuticas estadounidenses deben dar un paso adelante.
En la cumbre Global COVID-19 de mayo, Biden se comprometió a compartir con la OMS una serie de tecnologías de coronavirus de propiedad pública para apoyar los esfuerzos de fabricación de genéricos en todo el mundo. Esta fue una importante declaración de la intención de su administración de abordar las barreras estructurales que impiden un acceso médico equitativo. Es un paso en la dirección correcta. Ahora, los gobiernos deben dar el siguiente paso.
Esto requiere acordar una posición como un solo frente que beneficie a la región y permita enfrentar con contundencia a los gigantes farmacéuticos que han antepuesto repetidamente sus propios beneficios a las necesidades de la salud pública.
Con el apoyo de sus colegas, Biden debe hacer que Pfizer, Moderna y Merck sigan los pasos de su gobierno y compartan sus tecnologías COVID-19 con el mundo. Y puede unirse a los numerosos gobiernos latinoamericanos en la OMC para apoyar una exención total y completa de todas las normas de propiedad intelectual relacionadas con las vacunas, pruebas y tratamientos contra el coronavirus.
Esta cumbre ha sido anunciada como una oportunidad para construir un futuro que sea «sostenible, resistente y equitativo». El efecto del COVID-19 en América Latina sigue siendo una amenaza para cada uno de esos objetivos.
Como dijo el Comité de las Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación Racial, la respuesta global a la pandemia ha mostrado más evidencias de racismo en un «sistema que privilegia a las antiguas potencias coloniales en detrimento de los antiguos estados colonizados». Si adoptan medidas firmes en relación con la equidad del COVID-19, nuestros gobiernos pueden hacer mella en ese sistema, que debería haber sido modificado hace mucho tiempo.
América Latina ha sido tratada como un actor de segunda clase en la geopolítica mundial, y los problemas que afectan a la vida cotidiana de las personas no se han abordado de manera efectiva desde siempre. La respuesta global a COVID-19 no ha hecho más que exacerbar esta realidad. Una mejor cooperación entre los gobiernos de la región es un paso esencial para arreglar las cosas.
Por su parte, el Presidente Biden tiene la oportunidad de restablecer la confianza con Latinoamérica tras la Cumbre de las Américas. Pero esto requerirá actos concretos de solidaridad, un liderazgo responsable y medidas objetivas que garanticen el avance de la región hacia un acceso equitativo a las tecnologías desarrolladas por la ciencia para hacer frente al COVID-19 y a otras pandemias futuras.
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José Gomes Temporão es médico de salud pública. Fue Ministro de Salud de Brasil de 2007 a 2010, durante el segundo mandato del Presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Durante su mandato, en 2007, Brasil emitió una licencia obligatoria para el medicamento antirretroviral Efavirenz, que se distribuiría a través del Sistema Universal de Salud (SUS) del país.